Con la cuerda en la Boca, Juan Muñoz1997

Por Juan CONESA 

La Sala Alcalá 31 acoge una muestra del escultor Juan Muñoz (1953-2001), en homenaje a los 70 años de su nacimiento. Del 14 de febrero hasta el 11 de junio, el público tendrá la oportunidad de conocer las obras más importantes de la última década de la vida del artista. 

Compuesta por distintas piezas, creadas entre los años 90 y el 2001 —año de la prematura muerte de Muñoz—, la exposición permite apreciar algunos de los mejores trabajos del artista, traídos desde diferentes museos y galerías internacionales.

En acción conjunta con el Museo Centro de Arte Dos de Mayo, que tomará el relevo de la exposición una vez que esta termine en junio, la Sala Alcalá 31 ofrece la posibilidad de adentrarse en la obra del artista madrileño de manera gratuita. La disposición de cada una de sus esculturas no es casual, al contrario, ha sido pensada para reflejar el mensaje artístico de Muñoz, con el más grande respeto.

De hecho, en esta galería —obra arquitectónica de Antonio Palacios—, los espacios abiertos con altos techos abovedados y los pisos de doble altura hacen posible que se puedan ver algunas de las obras a la vez; esto favorece la conexión con cada una por separado y, al mismo tiempo, con todas, mientras interactúan entre ellas. De esta manera, se refuerza el espíritu de Juan Muñoz y se le permite al público vivir dentro de la perspectiva del autor.

El nombre de la muestra, Todo lo que veo me sobrevivirá, proviene de una cita de la poeta rusa Anna Ajmátova que Muñoz apuntó en uno de sus cuadernos durante su exhibición en la Sala de las Turbinas de la Tate Modern de Londres, el hito más importante de su carrera y, desgraciadamente, el último, debido a su prematura muerte apenas un año después. 

Two Watchmen, Juan Muñoz, 1993

Manuel Segade, comisario de la exposición y director del Museo Centro de Arte Dos de Mayo, ha conseguido sintetizar en esta muestra uno de los mensajes más potentes de Muñoz: la fusión entre la ficción y la realidad, uno de los temas principales que trataba el escultor, sobre todo en la etapa de los 90. 

Choque de la realidad con lo ficticio

Nada más al entrar a la muestra, el visitante se encuentra con los Dos centinelas sobre suelo óptico (1990), un trabajo de perspectivas, ya presente en anteriores obras, que tiene un paralelismo con la escultura de la planta superior Two Fires (1990).

En la parte central de la sala, se halla la Plaza (1996), una obra que atrapa la atención del espectador con sus veintisiete personajes asiáticos reunidos mientras socializan con expresiones alegres. 

Plaza, Juan Muñoz, 1996

En la planta superior, siguiendo la línea de los personajes de Plaza, está Two seated on the wall (2001), que muestra a dos hombres colgados en la pared, aparentemente riéndose de la posibilidad misma de caerse, tan realistas que pareciera que las risas pudieran escucharse. 

Muñoz consigue crear obras de carácter narrativo rompiendo con los límites de la escultura tradicional. La expresividad de las figuras humanas es tan minuciosa como fascinante, y consigue que el espectador viva las emociones de los personajes y considere sus interacciones como reales.

En Two Watchmen (1993), por ejemplo, otra pareja de figuras de caras desafiantes enfrentan miradas repentinamente, haciendo de la expresión, la protagonista.

El comisario Segade insiste en la duda entre la realidad y la ficción, concepto que se repite a lo largo de la sala a través del espejo, como en Sara with Blue Dress (1996) o Allo Specchio (1997), donde dos figuras distintas miran su reflejo y ponen en duda la idea de realidad que manejamos. 

En palabras de Segade: «la realidad es como el reflejo de un espejo, no es más que una modalidad de la representación».

La trayectoria del trabajo del escultor queda claramente reflejada en la muestra, que enseña todos los puntos fuertes de su obra: el uso de los espacios abiertos, la concepción neobarroca con el contraste de luces en las esculturas y el dinamismo de las líneas expresivas, o la recuperación de la figura humana como elemento central del trabajo. 

Sin duda, una de las piezas más creativas e impactantes de la exposición es Con la cuerda en la Boca (1997), una obra que se puede contemplar desde todos los ángulos. En ella, el personaje principal es un hombre que se sostiene a una cuerda en suspensión únicamente a través de su boca. 

Inspirado en el cuadro Mademoiselle Lala au cirque Fernando (1879) del pintor francés Degas, que retrata a una famosa trapecista de la París del siglo XX en la misma pose, Muñoz interpela la vida y pone al descubierto su fragilidad. Vuelve carne lo hecho a partir de la resina de poliéster y devela el valor real de la humanidad: sus miedos, sus caídas, pero también su esfuerzo y su lucha por sobrevivir.

Datos útiles 

Lugar: Sala Alcalá 31

Dirección: C. de Alcalá, 31, 28014 Madrid

Web: https://www.comunidad.madrid/centros/sala-alcala-31

Fechas: del 14 de febrero hasta el 11 de junio (aunque la exposición seguirá disponible en el Museo Centro de Arte Dos de Mayo hasta noviembre). 

Transporte: 

  • Metro: Sevilla (L2), Sol (L3, L2, L1)
  • Autobús: 5, 150, 53, 001, 1
  • Cercanías: Madrid-Sol, Madrid-Atocha, Madrid-Recoletos

Precio: entrada gratuita

Horarios:

  • De martes a sábados y lunes 15 de mayo (incluidos 6, 7 y 8 de abril – Semana Santa- y 2 de mayo): 11.00 a 20.30h 
  • Domingos: de 11.00 a 14.00h (incluido el 9 de abril -Semana Santa-)
  • Cerrado: lunes y 1 de mayo